jueves, 29 de enero de 2009

XII

Últimamente pienso en lo que ha sido mi vida pasada y lo que es mi vida ahora mismo.
A veces siento que mi realidad está cogida por los pelos o por alfileres que todavía resisten, aunque no sé hasta cuando.
En pocos años mi forma de ver las cosas ha cambiado, mi forma de afrontarlas también.

Es curioso ver cómo la gente que me ha rodeado durante mucho tiempo no sabe cómo voy a reaccionar y les sorprendo, les aturullo, les descoloco.
Considero que solo dos personas han sabido lo que me pasaba en cada instante y esas personas son mis parejas. Mas la primera se sorprendería de lo que he cambiado, de que quizás no me conocía tan bien como pensaba o como yo misma creía.
Mi actual pareja, mi peque, no sé si me conoce tanto como creo, pero me ha sorprendido en más de una ocasión diciéndome en lo que pienso sin que yo le haya dado pista alguna... frecuencias alfa, me dice...

No sé si os ha pasado que con una persona (puede ser amistad, no solo pareja), empezais a tararear una canción casi a la par o ambas os sorprendeis de que la otra persona esté cantando la canción que lleva un rato sonando en su mente.
Esto nos ocurre a mi peque y a mí.
Ojalá nos dure.


jueves, 22 de enero de 2009

XI

Es obvio que nuestra visión de los hechos es subjetiva, ya que no tenemos más ojos que los nuestros, ni más experiencias que las que guardamos en la memoria.
A medida que he ido creciendo me he dado cuenta de lo diferente que me siento con respecto a la gente que me rodea. He de suponer que esto es generalizado, que todo el mundo es diferente entre sí o al menos así lo sienten; pero, curiosamente, muchas personas que me han rodeado han considerado que yo pensaba una cosa u otra según no sé qué rasero (un rasero más habitual de lo que creía).
Voy a explicarlo de la siguiente manera. ¿Recordáis a la amistad de mi peque de la que os he hablado con anterioridad? Ella creía que a mí me caía mal, ni idea de dónde sacó tal cosa. Otro ejemplo; hace un par de años estaba conviviendo con una "amiga" que conocía desde hace más de 10 años. Hacíamos la compra por separado, pero algunos productos coincidían y estaban colocados en los mismos lugares. Para no coger los suyos (no me parecería justo) decidí ponerles la primera letra de mi nombre en alguna parte del envoltorio. Ni siquiera fui consciente de la doble lectura que esto supondría. Ella decidió hacer lo mismo con sus cosas.
De tonta o ingenua que soy, no me dí cuenta de que pensó que ponía las letras para que ella no cogiese mis cosas, cuando esa posibilidad ni siquiera se me había pasado por la cabeza.
Puede que alguien no me crea tan tonta, pero para esas cosas lo soy, de verdad. No digo que no pueda pensar mal, pero me cuesta creer que las personas hagan todo a mala fe.
Otro ejemplo: hace un par de años trabajaba en este tipo de trabajos basura, al menos daba para mantenerme, cual no sería mi sorpresa que una de mis compañeras llevaba, desde que había empezado a trabajar allí, poniéndome de vuelta y media... y yo pensando que solo era una mujer seria a la que no le costaba reír... y un poco marimandona.
Llamadme estúpida, ingenua... lo que queráis... hasta rarita de las narices... pero soy así, prefiero no estar constantemente con la mosca detrás de la oreja, pensando qué cosas negativas o malas pueden pensar las y los que me rodean.
Vuelvo a decir que no soy una santa, pero debe de ser estresante ver en las y los demás, personas de las que no te puedes fiar... y a veces creo que la mayoría de la gente es así, suspicaz, desconfiada. Lo curioso es que estas mismas personas son las que terminan siendo tan desequilibradas que no puedes fiarte de ellas.

miércoles, 14 de enero de 2009

X

Últimamente pienso en la gente que me ha dejado atrás, es decir, en la gente que me ha dado la patada por un motivo u otro. Supongo que no soy la única ni la más defraudada, pero todavía sueño con esas personas y me sigo preguntando en qué les he fallado, qué he hecho para que se porten así conmigo.
Casi todas son mujeres y, al menos de forma consciente, no recuerdo haberles causado tanto mal como para que dejen de saludarme por la calle, para que no me respondan a los sms o para que me dejen en una cafetería llena de gente, ya que así no le puedo montar un escándalo, como si yo fuese quién de hacer semejante cosa.
Me sorprende lo poco que me conocen algunas personas, incluso algunas con las que he convivido, personas que he conocido durante uno o dos lustros.
Estoy defraudada, sorprendida de la incoherencia de la gente, es comprensible cambiar de opinión, pero no ser incoherente.
Mas ahora no voy a hablar de cada una de ellas, lo haré más adelante... quizás.


viernes, 9 de enero de 2009

IX

Hemos empezado un nuevo año y ya estoy estresada. Entre la preparación al nuevo cuatrimestre, el profesor que no me hace ni puto caso, la profesora que no da señales de vida y yo que no me entero... no, si... mi madre dice que soy un desastriño y no le falta razón.
Como odio este sistema universitario de los cuatrimestres. Ni en vacaciones puede descansar una... es un asco.
Pero no es de la mierda de la universidad de lo que quiero hablar, eso ya lo haré otro día que esté más cabreada o más centrada en ese tema. De lo que quiero hablar es de la gente que sin conocerte te juzga, de la que ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, de la que no ve más allá de su propia nariz y parece creer que el mundo gira alrededor de su ombligo.
Por desgracia no conozco a una persona así, conozco a varias.
Vale, vale, todas y todos pecamos un tanto de egocéntric@s y egoístas, lógico es, ya que si no miramos nosotras por nosotras mismas... ya me diréis (y lo digo en femenino porque somos un 51% de la población mundial, y porque puedo), pero voy a contarlo desde el principio, para que entendáis mi cabreo:
Hace casi dos años, mi peque y yo comenzamos a tontear y hace más de un año que decidimos ir en serio. Hasta aquí todo bien. Bueno, pues tiene una amiga con la que estaba constantemente y con la que dejó de estar constantemente para estar más conmigo y afianzar nuestra relación, además de que la pareja de ella había regresado de no sé que trabajo en Madrid, después de tres años. Bien? ... Bien...
Al cabo de un tiempo al fin la conocí, me cayó bien, aunque tuvo un par de detalles que no me entusiasmaron, pues así de raro era su sentido del humor... muy bien.
Una tarde mi peque y ella quedaron para tomar algo y aseguró que a mí me caía mal (vaya, no sabía que podía leer la mente), cosa que no era verdad.
Mi peque le aseguraba que eso no era así, y ella aseverando que sí y que era recíproco. Sin comerlo ni beberlo le caía fatal a la mejor amiga de mi peque.
Un día le hice un favor, sin esperar nada, la verdad, lo hice más por mi peque que por ella. Me lo agradeció, empezamos a quedar otra vez, hasta fuimos a cenar (no solas, sino en grupo) y me ayudó a preparar el cumpleaños de mi peque (solas, no en grupo).
Cual no sería mi sorpresa que días después le dice a mi peque, en otro café, que no... que soy una chica muy maja, pero que no, que en el tú a tú bien, pero en un grupo grande no.
Mi explicación: me pongo muy nerviosa cuando hay gente que conozco poco, llamo demasiado la atención y hablo demasiado, además que peco de anfitriona (sobre todo si es mi casa, cosa que había pasado en el cumpleaños de mi peque, ya que se celebró en mi puñetero piso)
Claro, ella olvida que tuvo un par de contestaciones bordes con otra invitada que no se quedó atrás, olvida que estuvo distante con todo el mundo, olvida que es imposible hacerle feliz con la comida porque siempre está a dieta (como si lo necesitase), olvida que a ella también le gusta llamar la atención, etc, etc, etc.
Mi explicación de su actitud conmigo... celos.
Si no lo soltaba por algún lado reventaba... pero que sepáis que dudo mucho que esto termine aquí, ya que tenemos conocidos y conocidas en común y me gustaría ver cómo les explica que yo no voy porque ella no se encuentra cómoda conmigo delante (eso sí, cuando me ve, hasta sonríe... si alguien la entiende que me lo explique)

lunes, 22 de diciembre de 2008

VIII

Ya estamos cerca de la Navidad, fechas indiscutiblemente melancólicas, al menos para mí. Claro que no está mal recibir los regalos, hacer el paripé de escribir la carta a l@s reyes/reinas mag@s, ir loca por ahí pensando qué rayos puedo regalar sin arruinarme, pero que sepas que le va a gustar a la persona que lo va a recibir (exceptuando quienes lo tienen todo, a esta clase de personas o nada les llega o les chifla cualquier cosa que les regales).
A veces, lo peor, es tener que ir corriendo a casa de tu madre y/o padre para ayudar en la cocina, el adorno, la limpieza... y sin vivir con ella o él o ell@s... es desesperante.
En mi caso ni siquiera les animo a que vengan a mi piso por si mi madre empieza a pasar el dedito por las estanterías y, después de comprobar que no están impolutas, me mira con suspicacia y reproche.
Bueno, he de consolarme, que al menos el regalo de mi peque ya lo tengo empaquetadito y preparado para dárselo en mano, esperando a cambio un poquito de "cariño"... jijijiji
No os empachéis y felices fiestas... a pesar de todo.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

VII

La ausencia de peque se me hace un extraño momento de soledad forzosa.
Por su parte trabajando en otra ciudad desde las 10 de la mañana hasta las mil, con unas ojeras que envidiaría la mismísima Morticia Adams y, por mi parte, descentrada, con cansancio, durmiendo mal... no es que esto sea nuevo, pero al menos si mi peque estuviese aquí, me animaría a leer, a prepararme, a seguir, a dormir con el calor de su cuerpecito suave...
Por la noche meto entre las sábanas una bolsa de agua caliente que está dentro de un peluche de color amarillo, que parece un monito y que me regaló mi ex... (por suerte ya no es de mi ex, es mío y solo mío... ¿no os ha pasado que las cosas que os han regalado o que habeis compartido con un o una ex, parecen no ser tuyos o tuyas del todo hasta que pasa un tiempo?... bueno... otro día hablaré de ello) y todo para tener alguna cosita que me dé calorcito en la cama... pero no es lo mismo...
Hoy por hoy llego al piso y estoy solita, veo la televisión y hago caritas de plastilina... ni siquiera soy capaz de leer... y aún así he cogido un libro en la biblioteca... a ver si esto de los plazos me anima a distraerme y a acabarme las seiscientos y pico páginas que dura el libro...
La nostalgia por mi peque es como una sombra que me persigue, que a veces me apaga la luz del sol o de la luna, que me atormenta, sobre todo por la noche, cuando me cuesta tanto irme a dormir en la soledad de un metro treinta y cinco. No siempre influye en mi ánimo, pero siempre soy consciente de su presencia; sé que está ahí.

viernes, 5 de diciembre de 2008

VI

Estos días las calles de mi ciudad parecen espejos de piedra.

Mi peque y yo no nos atrevemos a darnos la mano por si se nos congelan en un abrazo de cinco dedos.

Estos días se me hacen cortos y oscuros, fríos y lluviosos, agotadores.

Aún por encima tengo algunos desarreglos hormonales que no me ayudan nada, todo lo contrario, y voy caminando con mis piernotas de un lado para otro con la sensación de que estoy cansada al primer paso... desesperante, os lo digo de verdad.

Menos mal que tengo a mi peque, que cuando hace frío me da calor, cuando me entristezco me da un abrazo, cuando me pongo melosa me da un beso y si estoy insoportable me da comprensión. Pero que conste en acta que es recíproco... jajaja

Tengo ganas de primavera... y ni siquiera se puede decir que hayamos terminado el otoño.

Mas las hojas ya han caído, los árboles ya están desnudos en su delgadez ocre y mi nariz está roja y húmeda como la de un san bernardo.